Las elecciones burguesas seccionales están en su apogeo. Día a día vemos
desfilar a decenas de candidatos y partidos, unos más demagogos que otros,
todos vendedores de falacias, de humo.
La política es algo consustancial al ser humano en las sociedades
clasistas. Pero una cosa es hacer política, como expresión de lucha por
derechos, libertades, garantías, lucha ideológica y económica…, y otra cosa muy
distinta es la politiquería, las maquinarias electoreras reaccionarias, los
falsos ‘líderes’ camiseteros, que pululan de grupo en grupo, de partido en
partido. Son, en su conjunto, lo más atrasado y corrompido de la sociedad, esa
nata podrida que flota en la superficie al vaivén de la lucha de clases.
Se han registrado 80 mil candidatos, para un total de 5670 puestos de:
prefectos, alcaldes, concejeros, concejales y juntas parroquiales; con una
inversión de 100 millones de dólares.
Es una descomposición total: casi 100 mil politiqueros se han lanzado en
cacería para saquear los fondos públicos; habrán, desde luego, unas pocas y
contadas excepciones, pero los científicos, los marxistas, no trabajamos en
base a las excepciones, sino en base a la regla, a las grandes tendencias que
marcan el camino.
RECHAZAMOS DE PLANO ESTA FARSA ELECTORERA, el pueblo no tiene nada que
hacer ahí, más allá de ir como corderos a depositar el voto por su próximo
verdugo.
ELECCIONES BURGUESAS EN LA ÉPOCA DE LA LIBRE EMPRESA
A lo largo del siglo XIX, cuando el capitalismo era democrático, liberal
e incluso revolucionario, contra el feudalismo, las elecciones burguesas
servían de alguna manera para reforzar la lucha anti-feudal y anti-clerical. En
ese entonces, el proletariado podía participar de las mismas, e incluso hacer
alianzas con la burguesía para aplastar la resistencia de los terratenientes y
todo su viejo mundo feudal y colonial. Pero después, en el siglo XX, la era del
imperialismo, esto ya NO es posible.
ELECCIONES BURGUESAS EN LA ERA DEL IMPERIALISMO
El capitalismo dejó de ser democrático y liberal, para convertirse en
monopolista, usurero, belicista, es decir la reacción en toda la línea. Esto
sucede a comienzos del siglo XX, a partir de entonces las elecciones burguesas
ya no tienen nada de progresistas ni democráticas. Son solo un maquillaje de
las clases dominantes para imponer su dominio reaccionario hacia el pueblo. Ya
no hay lucha contra el viejo mundo feudal y colonial, incluso las fuerzas
industriales del presente se unen con las energías reaccionarias del pasado, lo
que da origen al fascismo.
En esta etapa las elecciones burguesas deben ser rechazadas de plano,
pues el proletariado no tiene nada que hacer en ellas, a lo mucho utilizarlas
con fines de agitación y propaganda.
NUESTRA POSTURA
En el pueblo existe un cansancio y repudio creciente hacia las
elecciones burguesas. Si bien tienen que ir a votar, lo hacen por la pena de la
multa electoral y demás medidas punitivas de carácter administrativo, caso
contrario no fuera ni la mitad de los actuales electores.
Nosotros debemos rechazar las elecciones burguesas por ser una farsa
para el pueblo, una estafa histórica y presente. En contrapartida proponer una
Nueva Democracia, que es un nuevo poder del pueblo, las Asambleas Populares,
que serán el germen de ese nuevo poder, respaldadas por un pueblo movilizado y
combativo. Desde luego este proceso será gradual y prolongado, pero tarde o
temprano se dará, pues el viejo sistema está entrando en una etapa de
descomposición grave.
¡ABAJO
LA FARSA ELECTORAL!
¡VIVA LA NUEVA DEMOCRACIA!
¡VOTAR NULO, ORGANIZARSE Y LUCHAR!
¡VIVA LA NUEVA DEMOCRACIA!
¡VOTAR NULO, ORGANIZARSE Y LUCHAR!
NUEVA
JUVENTUD