Leonardo da Vinci,
Miguel de Cervantes, Ludwig van Beethoven, Fréderic Chopin, Franz Liszt,
Antonio Vivaldi, Maximiliano Robespierre, Jean-Paul Marat, Louis de Saint-Just,
Charles Darwin, Abraham Lincoln, Carlos Marx, Vladimir Ilich Lenin, Pdte. Mao
Tsetung, José Carlos Mariátegui, Albert Einstein, Charles Chaplin, Antón Makarenko,
Lev Vygotski, Pdte. Gonzalo, Stephen Hawking…y otros más…
Pese a ser personajes
históricos tan distintos: artistas, políticos, científicos, nacidos en
diferentes países y épocas, TODOS ELLOS tienen algo en común, cada uno en su
tiempo se basaba en las nuevas y grandes convicciones, unos cuando la burguesía
era democrática y revolucionaria, otros con el ascenso del proletariado, algunos
abrazando con fuerza la ciencia.
He ahí la explicación
del porqué su arte, sus luchas, sus escritos, sus investigaciones, llegaron a
ser tan sublimes, exactos, transformadores; la razón por la cual tienen esa
fuerza, esa energía tan intensa en su interior.
Y no podría ser de
otro modo, pues el cerebro humano (y si queremos ser más metafóricos, el
corazón) sólo pueden dar grandes frutos cuando reflejan la realidad, la
interpretan y luchan por transformarla. Y eso hicieron todos ellos, afianzados
con las nuevas convicciones de cada época lucharon unos con la pluma, otros con
la espada, algunos con ambas, por un mundo nuevo.
Sólo las nuevas
convicciones (la ciencia y el marxismo actualmente; y, el liberalismo en su tiempo)
permiten comprender y direccionar la realidad. No hay otro modo.
¿En qué se traduce
esto actualmente?
1.-Los líderes, a
excepción de quienes nos basamos en nuevas convicciones, NO tienen nada nuevo o
avanzado que decir, hacer u ofrecer. Los viejos líderes (derecha, religiones,
capitalistas) caminan en círculos, salpicados de podredumbre, se reciclan, son
el pasado.
2.-Las familias y/o
parejas, que ni siquiera se acercan un poco a las nuevas convicciones, son
agrupaciones sociales profundamente aburridas, rutinarias, grises. De igual
forma que en el punto anterior, no tienen nada nuevo o avanzado que decir,
hacer u ofrecer. Por eso cuando se reúnen o citan, se la pasan casi todo el
tiempo en el celular y no conversan de nada interesante.
3.-Pretender ser un
gran artista, escritor, médico, abogado, docente, o líder social, sin basarse
en las nuevas convicciones, es simplemente imposible. Se repetirían los dos
puntos anteriores, no tendrían nada nuevo o avanzado que decir, hacer u
ofrecer. No confundir la verdadera grandeza (social e histórica) con la ‘fama
barata’ o el apoyo reaccionario del sistema.
4.-Alejarse de las
nuevas convicciones tiene un precio: perder ese brillo, la fuerza, la energía,
el carisma, la claridad y precisión. Desde luego son normales el ir y venir,
los avances y retiradas, las limitaciones y errores de quienes luchamos.
5.-Muchas personas en
la sociedad viven en un completo caos psicológico y emocional. Por inercia. Sin
saber por qué ni para qué. Tratan de consolarse en religiones, redes sociales,
consumismo, drogas, alcoholismo. Lo que les falta son las nuevas convicciones.
Simple y concretamente.
¿Qué se puede hacer?
-En primer lugar leer,
escribir y conversar mucho, el pensamiento se nutre de las tres cosas
anteriores. Obviamente en este caso leer, escribir y platicar de filosofía,
historia, arqueología, sociología, psicología, ciencias jurídicas, economía,
etc.
-Salir al terreno de
los hechos: para comprender la realidad social y personal hay que salir,
caminar, recorrer, viajar; observar y analizar de forma directa para saber cómo
son las cosas.
-Saber de qué tipo de
gente nos rodeamos, no necesariamente tienen que pensar como nosotros, pero si
ayudarles a tener una comprensión más dialéctica y avanzada de la sociedad y la
vida.
-Y, finalmente,
tratar al máximo de asegurarse unas mínimas condiciones económicas, materiales
y logísticas de existencia, pues como sabiamente lo dijera Carlos Marx: el ser
humano primero necesita comer, vestirse, tener un techo, y sólo entonces puede
hacer filosofía, política, cultura.
Las nuevas
convicciones son el único motor para un gran desarrollo intelectual y
emocional, que pueden y deben ponerse al servicio de un mundo nuevo.
NUEVA
JUVENTUD